Aquellas pequeñas y grandes cosas que fueron ciertas

Ya no es que de gusto, es que ilumina la vida, cuando una descubre que algunas de las cosas que creímos un día eran ciertas, que de alguna manera residual y menor, permanecen hoy por razón de su importancia.
Es lo que ocurre cuando los sucesos sobreviven a las coyunturas y las anécdotas. Cuando lo sentido, lo es en un sentido estructuralmente marxista. O sea cuando algo es lo que es sin que el tiempo ni el olvido puedan cambiarlo.
El viernes fui a un concierto. El cantante del grupo, mi amigo Enrique Amigó, tocaba el saxofón cuando éramos adolescentes y veinte años después seguía honestamente esa senda de perseguir lo que uno es.
Todos éramos distintos aunque no excesivamente, todos teníamos sonrisas parecidas y parecidas y recurrentes nostalgias. Pusimos en común nuestros recuerdos como puzzles de una peli de los early nineties y todos los trozos eran verdad, unos pueriles, otros descarnados, todos parciales, mostraban el retrato real de los fuimos, de lo que somos, recordando fielmente sin engañosas salvaguardas las pequeñas y grandes cosas que volvieron esos años elementales para nuestra arquitectura interior.
Destaco una especie de satisfacción grupal de encontrar un tesoro (una amistad hermosa e impar como si uno vistiera calcetines de distinto color) y la inexperiencia de gestionar la conquista, la importancia de un sol que atardecía tras la montaña y unos poemas a ritmo de purple rain.
Ningún detalle es pequeño, como dice Ale. Y menos esos pedazos de verdad de entonces cuya vigencia ilumina aún hoyel 14 como un platillo volante y en cada giro, sonrío de felicidad y agradecimiento, porque esta vez ganaron los buenos y no el sarcasmo ni el desengaño, porque las cosas permanecen igual de hermosas y torpes como fueron entonces.

Comentarios

  1. En este lunes de resaca de emociones me tiro a tu blog para compartir, una vez más, sensaciones. Ha sido más que bonito el reencuentro, sí. La reflexión: no deberíamos dejarnos vencer por la pereza/rutina tanto. Te quiero mucho, y sí me preocupo por tus cositas, así como tú por la mías. Aunque sea un poco bocazas, sabes que lo hago por verte reaccionar...
    Pataslargas

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  2. Tu larga bocaza fomentó la locuacidad general y eso permitió las hermonsas confesiones que tuvieron lugar. Estoy encantada, eh?, no lo dudes y me consta que te preocupas de mis cositas. Si no cómo habríamos estado 20 años conversando...?
    Así que te agradezco la provocación e introduzco un elemento en el análisis: lo útil. Defiendo lo emocional, lo intenso, lo novedoso...cuando es útil, útil a nuestras circunstancias, a nuestras necesidades e intereses. Y no siempre interesa. Permanece lo que sirve o sirvió y lo que sirve durante años, aunque sean veinte, sigue haciéndonos sentir.
    Es complicado, lo sé, por eso hay que seguir dándole unas vueltas más...

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  3. Yo creo que ese cantante tuvo mucha suerte de dar contigo hace tantos años. Lo bueno de que pase el tiempo es que puedes saborear tu vida todas las veces que quieras. Uno piensa que todo era un juego, y con los años descubre que todo era cierto.

    Un saludo

    B.

    PD: De todas formas, a mí tu sarcasmo me gusta.

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  4. Amigo Blas!!! cuanto tiempo!!! Welcome, welcome!!

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  5. ..que bonitos son los reencuentros Amelia...abrir ventanas a lo que fuimos, a lo que sentimos...me encanta, lo sabes, especialmente a un alma nostálgica como yo.

    Ana

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