La desafección política o el triunfo de la democracia débil
Cualquier estudiante de segundo de políticas sabe que la crisis de representación es una compañera habitual de las modernas democracias occidentales. Ese concepto original de la representación como manera de gobernar, legislar, controlar, etc. por mediación de otros, implica ante todo aceptar la metáfora de que la soberanía reside en las Cámaras parlamentarias. Pues bien, estamos ante una metáfora teórica pero también ante una ley fundamental de la democracia, el poder reside en la nación y quienes la forman y unos señores y señoras, ejercen el mandato no imperativo de cumplir las funciones legislativas y de control e impulso al gobierno. El Gobierno mismo es una metáfora de ese pueblo que delega tales funciones legislativas y de gestión por voluntad propia y colectiva de no ejercerlas directamente en un órgano colegiado elegido democráticamente en elecciones libres. La desafección política implica una crisis de representación, un alejamiento entre representantes y representados d