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Mostrando entradas de febrero, 2014

Voyeur fabulador

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Acabo de leer un artículo sobre blogueros de moda que se fotografían en lugares de homenaje a las víctimas del holocausto que analiza hasta que punto se puede llegar a banalizar cualquier cosa que algún día creímos intocable. Pero si hoy os cuento una fantasía literaria es posible que algunos penséis, oh sí, que estimulante, emocionante, excitante...especialmente si menciono algunas palabras clave como "voyeur" en este caso. Sin ellas, la mayoría de lectores potenciales no pasaría del primer párrafo. Cuesta asumir abiertamente, como hace un compi de trabajo, que uno tiene la misma sensibilidad de un ornitorrinco y se salta cuando lee las descripciones, introspecciones y otros complementos retóricos. Pero hasta a un ornitorrinco se le eriza el vello de la espalda cuando intuye que puede mirar por ojo de una puerta y ver algo íntimo, especialmente si va sujeto por un liguero de encaje. Imaginad, pues, que ese es el caso. Si ya has llegado hasta aquí sin escena sexual de por

36 grados

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Las gotas empezaron a empaparlo todo Primero unos mechones de pelo junto al cristal después la camisa y el alfeizar de la ventana. Resbalaron después por mi espalda como dedos acariciándome en canal con el pulgar abierto vértebra a vértebra hasta el coxis. Me dolía el lagrimal la glotis la raíz de la lengua. Me sentí vulnerable y magnífica. -Es amor- pensé amor pegado en las costillas la pleura los alvéolos hasta las porosas membranas de la carne y las amígdalas. Amor desbordando los pliegues, los vértices, las comisuras temblantes de la boca del estómago. Amor,  en reflujo por el plexo solar clarividente, no porque es ciego pero sí deslumbrante, sentido de la vida. Fue un golpe de amor monosilábico esencial primario corriendo humildemente en sus pobres mudas. -Estoy viva y templada- lo noté a través del golpe frío de mi piel contra el aluminio. Fui entonces consciente de mi temperatura humana. 36 grados de amor mundano cubierto de lluvia.

Elástico tiempo

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Dicen los viejos que largo es el invierno y corta la vida. Cerca, lejos, contraído, disperso, Elástico-tiempo. Estaciones corriendo como avalanchas, o la existencia al relentí de un diapasón con el outlook de fondo, im-per-té-rri-to. ¿Cuanto falta? Falta mucho. Zas. No queda tiempo. (***El tiempo es como una de esas tiras de latex para ejercitarse que pueden expandirse con cierto esfuerzo pero al final, sabes que sigues sosteniendo un extremo en cada mano.) Por ejemplo, hoy estás cerca. pero 25 años atrás flotando en el mar sin decir palabra también estabas cerca. Y desde entonces, si te soy sincera. nunca he percibido la distancia. La vida resulta confusa, entre experiencias cuentagotas y recuerdos sin bordes, horas de espera en salas de espera acumuladas y paellas de domingo que al segundo son ya retinas mirando los restos amarillos en el plato. Ya sabes, el tiempo lo pone todo en su sitio. Cerca, lejos, contraído, disperso, Elástico-tiempo. Por

La luz

La luz, eso otro distinto a las sombras Esa esfera gaseosa esos dedos finos como estelas ese abrazo cósmico en parábola. Cómo se atrapa tal promesa áurea asida sin cuerpo es los lugares que miramos de pasada. En un párpado, por ejemplo, y su ojo infinitesimal en el pliegue sísmico de algunas bocas. En el hueco convexo de tu barbilla hoy. En las interrogaciones, las exclamaciones y los vocativos. Entre las hojas del castaño troqueladas hace un minuto. Luz punzante a veces en las simas del estómago Súbita en el rostro de todas las caras de sorpresa de satisfacción, de amor, presente siempre en el vértigo y el orgasmo y reconocible por su característico destello metálico y sus ondas expansivas. Justo ahí, en realidad, donde no tenemos el tiempo ni el hábito de quedarnos. Justo allí, delante de nuestras narices umbrosas se nos escapa la luz miopes esperanzados faltos de toda habilidad y paciencia. Porque de hecho, basta con quedarse a esperar tranquilamente p