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Mostrando entradas de 2012

El invierno metafórico

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Como encontrar las ninfas en paradas de autobús crispadas de prisa y paros parciales cómo buscar los dulces insectos primaverales cuando uno es un oso hormiguero que mira el picado gris lejía de un patio de vecinos. Cómo dar con los espíritus del mundo, del árbol, del agua o del fuego en este tiempo encorsetado de estrechez donde lo tangible es, a uno y otro lado, lo único que cuenta. ¿Es esa la respuesta? más dinero, menos dinero... No están. Se han ido, las ninfas, las hormigas y las ánimas. No volveremos a ver la silueta turbia del resol tras la copa de vino ni a expandir despreocupados de la percepción las puertas "The doors" ni a olvidar donde aparcamos el coche tras otra gran evasión. Los días no se volverán a parecer su clon ni serán ya más días cualesquiera del resto de nuestra vida. El invierno será en cambio largo y frío más largo y más frío que en los cuentos de niños y en desapacibles cuarteles el pensamiento de tornará vaho y cristal sob

La política, ese arte en desuso

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La imagen de la política está echa unos zorros. Eso no se le escapa a nadie. La clase política denostada y con ella todos cuando nos dedicamos a su análisis. Tierra, según la opinión pública, de corruptos y necios, se olvida, con frecuencia, que la política es también un arte. Un arte que emplea las palabras, la pasión, la energía, las razones. Que es la herramienta para luchar debatiendo, la herramienta de una transformación que también puede ser gloriosa. Tal fue el apelativo que recibió el proceso que tuvo lugar en 1688 en Inglaterra y que tuvo como consecuencia la instauración de la democracia parlamentaria moderna en este país y el comienzo del fin del absolutismo y la creación de los Estados Nación modernos en el mundo. Ahí es nada. Quiero insistir en dos cuestiones, la primera la fecha, 1688, es decir, un siglo antes que los otros dos grandes  procesos de construcción de la democracia liberal (la revolución norteamericana y la francesa) cuyos elementos, con ciertas correccion

Entre los extremos anda el juego

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Hace tres días, en nombre de la libertad y de la democracia se cercó el Congreso de los Diputados. Mi madre, por la mañana me llamó alarmada desde Canarias imaginando algún tipo de estado de sitio inminente y yo le espeté campante: "Mamá, por Dios, como van a tomar el Congreso, anda, anda, quédate tranquila". Pronto naufragando horas después en Facebook comprobé que tampoco era cuestión de tomárselo a chifla. Lejos de hacer tal cosa, me fui calentando a medida que veía los comentarios de unos y otros. Unos: los "defensores de la libertad y la democracia" (real eso sí, no la que tenemos que es de mentira) indignados con que la policía procediera a impedir que se tomara el Congreso y se obligara a las Cortes, "inviolables" según la constitución, a disolverse por la fuerza para iniciar un nuevo proceso constituyente por sus santos cojones cargados de "pacifismo". Otros: ciudadanos no amalgamados contando o linkeando la percepción de los dire

La mala leche

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A vueltas con la crisis y con los efectos individuales y colectivos de la misma, iba yo con mi bicicleta tan feliz por el bulevar de la Castellana cuando un señor mayor me espeto "Hija de la gran puta" por pasar a su lado por la acera. Le escuché con sosiego y sin sentirme violenta, en parte porque aún me estaba despertando y en parte porque asumí de forma inmediata que el problema lo tenía él y no yo. Una servidora sólo es una bici-andante sin carril bici que echarme a las piernas y él, con toda seguridad un señor jubilado extremadamente frustrado y ungido de ira cuyo médico le recomienda andar en contra de su voluntad. Luego empecé a reflexionar sobre lo habitual que es encontrar personajes de este tipo que se calientan sobre manera por cualquier cosa. La crisis no ha hecho sino multiplicar esa deriva en España porque somos un pueblo más bien espontáneo con un nivel limitado de auto control. La jovial naturalidad que nos caracteriza puede ser una virtud y así lo demostra

¿Qué tal la vuelta?

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Cada vez, cada año después del verano se sucede esta pregunta y sus consabidas respuestas mecánicas: bien bien, genial, en el pueblo, en la playita, aquí en Madrid que en Agosto es cuando mejor se está. Cada año, empiezan los coleccionables imposibles, los propósitos de adelgazamiento y todo tipo de procesos de inicio, la vuelta al cole, el inicio del periodo de sesiones, la temporada otoño invierno de las tiendas de ropa... No solemos dar valor a lo que permanece. Lo que sigue exactamente igual, dando una suerte de plus de emoción al comienzo. Debe ser una catarsis recurrente. Vuelvo a empezar, me reinvento, imagino que todo será distinto a partir de ahora...un espejismo que dura unas semanas antes de que todo vuelva a su ser. Aprovecho, pues, para reflexionar a contra corriente y hacer una apología de la alegría de que las cosas permanezcan tal y como siempre han sido. Hoy he venido a trabajar en bici (el mítico George no ceja en su empeño de verme en movimiento) y mientras ped

La desafección política o el triunfo de la democracia débil

Cualquier estudiante de segundo de políticas sabe que la crisis de representación es una compañera habitual de las modernas democracias occidentales. Ese concepto original de la representación como manera de gobernar, legislar, controlar, etc. por mediación de otros, implica ante todo aceptar la metáfora de que la soberanía reside en las Cámaras parlamentarias. Pues bien, estamos ante una metáfora teórica pero también ante una ley fundamental de la democracia, el poder reside en la nación y quienes la forman y unos señores y señoras, ejercen el mandato no imperativo de cumplir las funciones legislativas y de control e impulso al gobierno. El Gobierno mismo es una metáfora de ese pueblo que delega tales funciones legislativas y de gestión por voluntad propia y colectiva de no ejercerlas directamente en un órgano colegiado elegido democráticamente en elecciones libres. La desafección política implica una crisis de representación, un alejamiento entre representantes y representados d

Eva en el País de las Maravillas

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Lewis Caroll, tituló su obra Alicia en el País de las Maravillas porque en aquellos tiempos Eva aún no había nacido. Por eso no pudo nombrarla aunque quizás ya entonces la imaginaba, acaso la intuía librando aventuras fantásticas con lo grande, con lo pequeño, lo onírico intangible o el poder establecido. Como Eva se resistió a nacer hasta 1975, Caroll diseñó una protagonista que no se llama Eva pero que se le parece tanto. Una suerte de niña grande o joven ninfa o cualquiera de las fabulosas deidades de las aguas, los bosques y las selvas. Una nereida que, según la zoología, se refiere al estado juvenil, pongamos por caso, de una libélula con un incompleto desarrollo de las alas. Pero con alas al fin y al cabo, para volar, como decía Oliverio. Eva de las maravillas, como Alicia, posee cabellos rubios y ondulados, tez blanca y rubor en las mejillas. Y de la misma forma que ella, es capaz de discutir con el conejo blanco que llega tarde sobre reciclaje, sobre el modelo de pension

Los prosaicos

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El recital de poemas de Igualando Versos me dio la entrada. Allí escuche canciones de Patty de Frutos que eran versos corridos cantados desde el estómago que ella se agarraba apasionadamente. Comencé a leerla, verla y escucharla. Es una mujer con talento, con una fuerza interior potente, apasionada. Y abrió también una puerta a la reflexión más distante que suelo emplear para entender mi entorno. Comencé a retomar el enfoque poético en el día a día. ¿En que consiste? en realidad en embellecer, desmenuzar, engrandecer las emociones, magnificar lo pequeño, hacer de la imagen el vehículo. Es una técnica sutil, casi artesanal que sólo es posible poner en práctica cuando nace de dentro. A mi alrededor, entiendo que por todas partes, predominan los prosaicos. Son gentes amables y bien educadas o por el contrario secas y unidimensionales, pero por lo general, gentes que pragmáticas y resolutiva ocupan sin conflicto su lugar en el mundo. No pierden el tiempo contemplado o contemplándose.

Luz de interior

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Una cocina en penumbra que se parece a una noche de luna un zumbido de nevera, como luciérnaga de agosto. en la mano,  el cigarrillo mentolado que me dio Juana, esa mujer sufriente que no quiere morir más. En mi mente la noche de recital poético para salvar una asociación que atiende a mujeres víctimas de violencia de género. Y me pongo a pensar en esas egolatrías diversas que conlleva ser poeta. Ser cuenco de ecos de historias que suelen ser la propia. Historias orgullosas, tiernas a veces casi crudas. Casi a oscuras, como ahora. Con unos pocos sublimemente ajustados destellos radiantes de color. Algunas cosas bonitas mezcladas con esa rutina intercadente y común que es también la vida, con sus péndulos de mezclar talento, batalla, clichés la imagen de uno exacerbada hasta lo obsceno vana esperanza o ganas de batalla esperanza de tener genialidad de ser única de comerse el mundo o de tener ganas muchas ganas de algo que esté a nuestro alcance

Maestros de la obviedad

Cuesta infinitamente atar los sutiles cabos sueltos de las relaciones humanas, de la política y muy especialmente de la historia. Ayer viendo un documental sobre el periodo de pre -guerra y segunda guerra mundial algo minaba mi capacidad de horror, que no es mucha. Algo se rompía y desgarraba, un miedo mayúsculo al hombre normal y sus estrategias de muerte basadas en las leyes de la historia o la naturaleza como sostenía Hannah Arendt en Los orígenes del totalitarismo . Pero me cuesta menos comprender que aquel espanto no fuera previsto por la mayoría. En el mar de informaciones y dudas en que nos movemos se generan debates y tesis doctorales, conversaciones de barra de bar y pausa para el cafelito . Opinan unos, refutan otros. Poco se parece a la verdad. Casi nada se sabe hasta al final. Cada tanto aparece alguien capaz de ver en esa distancia turbia y confusa y plasma escenarios, abiertos y alternativos, probables, razonables en el mejor de los casos. Toda sociedad cuenta con poc

Una mujer con posibles

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Ana es una mujer con posibles. No, no está forrada. De hecho descartad heredar de ella ni un duro pequeñas alimañas... se lo gastará todo en paseos por Centro Europa (cogiendo trenes a la espera de que le pase lo de " Before Sunrise " ) No quedará ni un duro después de infinitos atardeceres en malecones y proas de barco. Pero insisto, es una mujer con recursos. Cada día taconea sobre los lomos duros del miedo. Cada día taconea nerviosa y obstinada MENTE Despierta nunca deja las cosas a medias. nunca está quieta. Posee otros recursos de valor hondura e introspección ternura y empatía un look de como de cine negro y alas de cisne blanco para volar, como la de Oliverio . Ana ya no es la mujer refaelina un poco más Dietrich quizás ú ltimamente que comprende al fin que va como una bala al encuentro de lo mejor de sí misma. Buen viaje.

Petunia, hazme un sombrero

Petunia tiene la tez nívea, Su pelo, negro y brillante como de turmalina, oscila a la exacta velocidad de un diapasón cuando camina. De profesión: sombrerera modernista. Pintora de vocación, nunca terminó un cuadro porque, como todo el mundo sabe, lo difícil del arte, es un buen final. Idealista, vehemente, contempla a veces, desde una silla en mitad de la pista del circo el mundo como es cuando no se sueña. Para Petunia, comienzo y final, no son protagonistas pero suele detenerse en los matices que acaba prendiendo como pajaritos en un sombrero. By the way, ¿por qué no me haces un bonito sombrero? O mejor, vayámonos juntas a conducir por la costa pitando a cretinos a cazar mariposas. (te confieso que en el sombrero quiero alguna) A carcajearnos entre sorbo y sorbo con tu ducha pituitaria (capaz de distinguir pimienta y trufa blanca) a San Gimigniamo, Pasadena, Motril o cualquier otro lugar hermosamente soleado entre higueras y ropa tendida. Coge el hilo y enhebra sin tardanza boton

Amar lo que queda

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Ahora sé que es posible volver a amar la tierra yerma, los olivos grisáceos del invierno, las pardas sombras y las tardes vulgares de Febrero. Que es posible amar con tanta calma tan calladamente a solas, sin adornos. Porque una ama ya lo que queda después de la batalla, los cuerpos dolidos y los péndulos, la rebeldía bienintencionada, la desorientación el aire cargado anterior a la lluvia. La cierta honra que uno espera conservar, cuando llegue la muerte. Y aquí me tienes, feliz, mirando estos campos varados sin oficio. Feliz en este país herido de muerte que una ama a pesar de todo. Sin idealismo de facultad. Con un amor, si acaso, de tercera edad, con un amor de amiga sin fanfarrias.

La verdadera historia de Caradeajo

Vuelvo al 14 y a sus habitantes. En las dos primeras semanas no coincidí con Caradeajo . Creía por un momento que se hubiera jubilado. Una mañana volvió a subirse al 14 a la hora habitual, vestida de Adolfo Dominguez y zapatos Geox. Se apoyaba con un sólo dedo, el pulsar, a una de las barras laterales para, como siempre advertí, no tocar toxinas o pieles muertas del prójimo anónimo. Y lo hacía de tal modo que resultaba acrobático, casi imposible, contener los envites del viaje con tan maña pose, propia de un funambulista digital. Dos paradas después de Emilio Castelar , justo donde siempre dije que se bajaría, se bajó, yo iba detrás, nerviosa por comprobar mis capacidad de adivinación, al menos de análisis antropológico. "Funcionaria de empleo" repetía como un mantra . El destino se ponía al descubierto y con él mi capacidad para adivinarlo. Tiró para el Museo de Ciencias Naturales. "Oh dios, es bibliotecaria , ¿como no pude verlo? Nuevamente viró calle arriba. Había e

Cumplir un sueño que sabe a leche con miel

El 14, esa línea recurrente a lo largo de los últimos años, tantas veces repleta de fauna dispuesta a resistir mi sociología express , hoy está leyendo, ensimismada con el i- phone , absorta mientras hojea la prensa gratuita. Hace sólo seis meses era un espacio algo más desperto pero hoy ya flota en sus paredes ese ánimo introspectivo propio de los tiempos de una España noqueada por la crisis económica y la desesperanza horizontal . Aún es de noche. Se ilumina "El brillante" en la distancia, mientras la gélida verja del ministerio de agricultura, impasible como sólo puede serlo una verja común, le da la callada gris por respuesta. Ayer mi devenir giraba en torno a la PAC , la berenjena de Almagro y la restructuración del viñedo, así que no habría sido del todo descabellado que me bajara aquí. Continuo sin embargo, persigo un sueño que se cumple. Porque cuando un sueño se cumple, suele hacerlo con la normalidad más absoluta y salvo si te toca la lotaería de navidad jamás l