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Mostrando entradas de 2009

Hoy me ha tocado la lotería

Hoy me han tocado la lotería. Bueno, en realidad ni siquiera me han tocado a mí, sino que mi padre me ha participado la mitad de su premio junto a mi hermano. Minutos antes de la noticia ibamos diciendo en la ofi cuanto dinero sería necesario para que nuestra vida cambiara radicalmente. Yo no me conformaba con menos de un décimo del gordo. Mi compi JL, en cambio, era más ambicioso y cifraba en 4 millones de euros la cuantía verdaderamente transformadora, una vez descontados los gastos fijos impepinables de todo hijo de vecino, casas, coches, deudas anteriores y sueldos vitalicios para no tener que trabajar nunca jamás. En mi versión más barata de la suerte, con mis 300.000 euros me hubiera ido con mi familia a vivir dos años fuera de España mientras yo hacía el curso de mis sueño en Harvard y Jorge hacía lo que le diera la real gana (prospecciones del sector del vino en la costa este o clases de karate para niños). Unos minutos después llamó mi hermano. Al principio no le entendía ¿qué

Espejismo musical tras oir Samskeyti de Sigur Ros

Sin música la vida parecería un error..o quizás sea al revés, la vida con música alcanza todo su sentido. Es plena. Es plena, porque sirve para ver mover las hojas de otoño y saborear así el cosmos en equilibrio. La música hace posible que ver oscilar los leds azules de navidad del vecino te haga completamente feliz. Y pienso, que suerte ver el árbol, la luz, las imágenes borrosas que uno ve de medio lado. Que suerte tengo de estar precisamente aquí y no en ninguna otra parte. Cada tecla de ese piano es la razón del universo. La banda sonora que justifica todo lo que somos. Es un espejismo. Lo mismo que el resto del arte. Delicioso...

Lo bello y lo sublime

Si hago recuento de mi vida veo a una persona feliz que adereza la normalidad con ciertas dosis de conflicto. Así que recuerdo un día en que mi amigo Miguel me describió como una niña alegre y yo pensé, -ja, qué poco me conoces!- porque para mí, la alegría era una cosa pánfila y sosa. ¡Donde estuviera la pasión, el alma, la tormenta…! Entre lo sublime y lo bello kantiano yo quería lo sublime y lo bello me resultaba un absoluto coñazo. El amor tenía que ser desgarrador y el desamor una razón por la que morir. Vivo sin vivir en mí, si muero sin conocerte no muero porque no he vivido… No es que yo lo hubiera inventado. Yo era una mera espectadora y el sentimiento trágico de la vida estaba por todas partes. Lo atestiguaba la historia de los héroes y los poetas que levitaba y los amantes que sólo podría hacer el amor volando. Menos mal que, entre tanto, yo tuve Karate Kid y A dmiradora Secreta . Menos mal que hice infinitas coreografías de Jenniffer Beals en Flashdance , mucho antes de que

Contra el viento

Nunca tuve instinto maternal, si acaso durante las largas horas de la infancia en las que cuidé al nenuco . Pero a parte de eso, nunca idealicé la lactancia, ni suspiré por el niño en brazos, ni perdí la vista tras carritos ajenos. Muy al contrario, tendí a sentirme ajena y desposeída de esa cualidad de madre potencial. Sin embargo, años más tarde una descubre que una ama a sus hijos por razones muy distintas al instinto pero tan efectivas como esos otros designios de la naturaleza. Una va descubriendo ese amor en abrazos taciturnos y esos momentos mágicos en que un hijo reposa la cabeza mientras la mano de mamá se adentra cálida en su pelo. Y en esos juegos de agua y cabriolas felices en que al mirarlos quedamos al tiempo, ensopados y perplejos, olvidados ya de lo increíblemente divertido que es salpicar. Una madre queda definitivamente loca de amor el día en que sin pedirlo ni merecerlo una hijita confiesa con su voz de cristal azul: mamá te quiero. Sólo después, ya conquistados sin

La impertinencia de lo obvio

“La sabiduría no valía la pena si uno no podía servirse de ella para inventar una manera nueva de preparar los garbanzos” Eso decía el penúltimo Aureliano Buendía de Macondo. Lo suscribo plenamente. La sabiduría, sí, nos salva del estancamiento de los lugares comunes y multiplica nuestras posibilidades de aprender en unas lecciones lo que dicha sabiduría permitió a otros aprender en toda una vida. Pero la sabiduría también debe ser la herramienta de lo cotidiano, esa suerte de olfato fino que igual se transforma en matemática al servicio de una salsa que en bellas artes al servicio de un salón de té hermoso y estéticamente equilibrado. Sobre todo, la sabiduría, que por otro lado tan poco abunda, nos libra de la impertinencia de lo obvio. Esto es, de las frases huecas de los puros patanes o de los sinceros torpes. Ocurre así, por ejemplo, cuando uno verbaliza algo que, por evidente debe callarse para no parecer un cateto a babor o peor cuando uno sabe que “eso tan evidente” debe pasarse

La clave del éxito

Tras un breve sondeo por la red descubro algunas de las señas de identidad de la bloguera de éxito: jóven, de entre 25 y 30 años, preferentemente independizada de los padres. Hace 2-3 años era becaria en alguna editorial, revista o agencia de publicidad y hoy, con un puesto intermedio, se siente la reina del mundo. Comentan a golpe de confesión las clásicas asociaciones de ideas, frescas y chispeantes, de la tardo-adolescencia, así como cualquier otra ocurrencia como las que a una se le ocurren cuando pasea al perro. Ya no podría decir que lo recuerdo perfectamente porque lo cierto es que lo recuerdo a trozos, y no porque este mayor sino porque mi mapa cognitivo funciona a ráfagas como bien saben mis amigas. Pero aunque sea a base de patchworks de recuerdos, puedo reconstruir como funcionaba mi cabeza entonces. Creo que la individualidad era inmensa, que la existencia era todo aquello que pasaba por nuestros sentidos y todo lo demás, a penas tramoya y atrezo. “tres cosas que me gustan”

El asqueroso hierbajo

Ya no fumo. Soy ex fumadora aunque he fumado cigarrillos durante tantos años que, desde una especie de lealtad mal entendida, aún tiendo a identificarme con los fumadores y sus causas. Ahora mismo estoy esperando a entrar en la consulta del médico. Desde la ventana tengo vista del edificio de enfrente. Varios balconcitos tienen, lo que podríamos denominar “rincones para fumar”. Una mesa de jardín o la misma máquina de aire acondicionado son los repositorios de turno para el cenicero, el paquete de tabaco y el mechero. Así, si uno quiere fumar se sale a la terraza llueva, nieve o granice. Y es que los fumadores hace tiempo que han comenzado a prohibirse fumar en sus propias casas y son recluidos en esos espacios externos para no atufar al resto de la familia con el “asqueroso hierbajo” que diría Allen Carr. Pronto los pisos tendrán diminutas narcosalas en las que echarse un piti con alguna mascarilla que al tiempo facilite la dosis y purifique el ambiente como una de esas vaporetas con

Para el mítico George

Mítico y legendario compañero recuerda que: Acepté tu primera propuesta de amor eterno aquella vez sobre el abismo del Puente de San Pablo. Es verdad que el vértigo y el pánico nublaban mi voluntad, y acepté sin pensarlo pero tampoco es menos cierto que fue uno de los momentos más importantes de nuestra vida juntos. Regresé tras una breve pausa en la que valoré sin presiones la naturaleza de los estímulos de nuestro amor. Al final descubrí que es posible ser profundo y auténtico sin escribir poesía y también es posible escribir poesía y leer el Hola, que se puede ser intelectual y mamón y también mamón a secas. Que ser intelectual es un un mérito cualquiera como la simpatía o la vitalidad. Me casé contigo un día de sol, lluvia, granizo, viento y ovejas bíblicas y allí, frente a todos, leí un alegato lleno de razones de por qué te escogí entre todos. Dimos vida a dos ángeles. Sabes que hay días que uno se emociona sólo de verles dormidos… En definitiva, somos grandes, compartimos un des

La playa

Los momentos felices, esos malditos y escurridizos sucesos evanescentes, viven en playas como esta del Martín del Burgo que hoy os muestro en portada, entre dunas suaves, con brisas ligeras, sobre mares centelleantes y dentro de ojos y besos que contemplan el paisaje. He sido feliz en Cádiz, en el Cabo da Roca, en las Teresitas, en la Tejita del Médano, en Playa Romana, en Capri, en Oluz Deniz, en Santander, en los sueños de ser feliz en Cerdeña, en Jamaica, en Bali y la polinesia, en una playa fría de la costa este americana, en Costa Rica, en Honduras, en Maldivas y Formentera...

Epístola justiciera a toro pasado

Querido jefecillo, hoy recapitulo de todas las veces en que hemos hablado de tí, créeme, y no siempre mal.¿Te extraña? En realidad, yo también pongo hoy la misma cara de pocker que pondrías tú si leyeras esta epístola. Has tenido un protagonismo de todo punto injustificado en nuestras vidas. Injustificado, digo, porque no das para tanto. Lo único que te cualificó, y de forma coyuntural fue esa capacidad, nada desdeñable de influir en nuestra carrera profesional en el reconocimientos de méritos y otras prebendas. Y es que uno, en ocasiones, ocupa más espacio del que geométricamente le corresponde, cosa que considero un cumplido, anyway, porque expandirse no es una propiedad habitual de los cuerpos, y en tu caso, es un mérito doble, porque, incluso, geométricamente, eres menudo. Otros cuerpos más largos y pasados han generado una influencia mucho menor e infinitamente menos horas de conversación que tu pequeña geografía. Tu gran motor ha sido, sin duda, tu natural energía, tu incansable

Ponte en mis zapatos

Hace ya algunos años leí un eslogan corporativo que interpelaba al empleado ¿te pones en los zapatos del cliente? La frase estaba acompañada de una foto en la que dos niños jugaban a eso, a ponerse zapatos que no eran suyos sino de otros con pies mucho más grandes. Ya entonces me gustó la idea porque significa empatizar y prestar un servicio al otro asumiendo que el tallaje sería diverso y que, en todo caso, eso no iba a ser un problema. En las relaciones personales pasa igual. El otro día, charlando con mi marido, surgió la necesidad de profundizar en las razones del otro, en el dolor del otro, intercambiándose los zapatos. Nos miramos y yo le dije -A mí me van a sobrar, y a tí te van a doler-.

Círculos

Círculos: geografía esférica formada por una continuidad de puntos cuyo origen y destino acaban uniéndose. Ciertas historias o pedazos de ellas, de forma redondeada, empiezan y regresan. No con el fatum del eterno retorno, ni como teoría del destino como pieza de cierre de lo imcompleto. Es, más bien, como la fábula del escorpión y la rana, una cuestión de naturaleza. La naturaleza esférica del largo plazo de las aventuras estructurales de lo vivido recurrente. Lo importante, al fin, que vertebra lo accesorio y le impide centrifugar.

Mi madre

Mi madre ha sido, sin parangón, la mujer más maravillosa que he conocido en mi vida. Y lo digo ahora, con esa distancia que ha nacido de la búsqueda de las grandes respuestas. De pequeña, mi madre hacía tartas con forma de tren, de casita, de puercoespín y a mí, todo eso, me parecía normal. Aunque también me preguntaba por qué siempre me daba embutidos cocidos en lugar de chorizo de Pamplona. Pero no recuerdo que al mirarla sintiera lo que siento hoy por ella. Sí sé, que el día que vino a buscarnos al cole con la mano vendada sentí miedo y desconcierto ante el hecho de que las mamás pudieran sufrir accidentes domésticos o estar enfermas. Poco a poco descubrí que mi madre leía mucho, libros gordos, un concepto deslumbrante a los ojos de una niña. Fue, tiempo después, que aprecié sus maravillas. Porque Teresa, mi madre, tiene la habilidad cósmica de proyectarse. Así, tenemos a Teresa y sus maravillosas plantas, lustrosas como magnolios brillando al sol. Teresa y su pintura, prolífica y c

Ana

Ana acaba de lanzar uno de esos discursos redondos plagados de ideas-fuerza y elocuentes pausas. No hay nada que más me emocione que un buen discurso político y aunque no lo presencié la conozco tanto que puedo reconstruir la parte en que ella mira un poco a ninguna parte, chasquea un instante la lengua contra el paladar y afirma grandiosa: -me voy se esta empresa por motivos morales (pausa) porque no me gusta nada como tratáis a los trabajadores, básicamente.- De haber estado en la habitación donde todo ocurrió habría querido aplaudir y gritar “bravo, bravo” al tiempo que lanzaba onomatopeyas deportivas y levantada un puño en señal de victoria (no de victoria sindical sino de victoria olímpica porque en estas lides soy fanática de Ana). Ana ha estado espléndida, valiente y linda como un lienzo de Bottichelli, desgranando una por una las verdades del barquero de su cambio de empresa. Verdades y razones que nos visten o nos desnudan, como en este caso, y contribuyen a desquebrajar la te

Inner Fight

Grito, relincho, cacareo Pues animal soy Que acepta sus crines Su cresta, su garganta. Lucho, me bato Arcipreste y contorsionista Gallo de pelea. Aprieto las quijadas Caballo de llanuras astures Sin riendas. Animal inquieto resoplando Y niña encogida en frías cuevas. Grito, relincho, cacareo Y tan sólo sueño mi pasto tierno El viento del norte Mi humana mitad Mi corazón de aguacero.

Las malas lenguas

Dicen las malas lenguas Deslenguadas y perversas Ajenas y sectarias Que en la casa Hay pelusa en los rincones Que la moqueta verde está ajada Pegajosa de juegos y atropellos, Que reina allí, dicen ellas, las lengüinas, la anarquía y el tropel de quehaceres siempre pendientes de un hilo mal hilvanado. Dicen todo eso, Esas lenguas lengüinas ignorantes Heridas de dolor infantil curado a tortas Lenguas resentidas de triunfo insuficiente. Ellas no saben Que en casa La inocencia salvó nuestras vidas El juego experto en la vieja moqueta Y el tiempo ganado de niños Sin limpiar pelusas Que luego duelen más en el alma Que el suelo.

Búsquedas subacuáticas

He buceado el alma como un animal inquieto Con apariencia de paz y párpados mecánicos Como si me apretara la escafandra del recuerdo Hubo tiempos fáciles de versos corridos De lágrimas rodando en manantial silente Aún entonces las lágrimas eran augurios Y corrían libres y presas de su causa. Comprendo que busco como en un desván Los cacharros perdidos de un mundo submarino. Estoy rodeada de certezas firmes Y de miedos tiesos pétreos como estatuas Y miro mi paisaje común Caballitos de mar Hipocampos Y colores poliformes Como versos que tengo enroscados al cuello fantasma.

Los héroes caidos

Que gran engaño es crecer Y ver caer a nuestros héroes en aceras opacas tornasoladas como a simples hombres. Que decepción cuando se busca Se indaga La esencia de las cosas Puras tibias transparentes Y no encontramos Sino cojas mentiras Verdades inocentes Y caemos En el picado abismo Y como dudas De carne y hueso De frío y rubor Viendo las cosas Los mundos Y los héroes reducidos a una calle llena de gente perdida neutra indescifrable.

La tregua

No es que me cruce de bazos Y saque mi vestidito de conformista Que me hace sentir en paz. No se trata de dejar la lucha Porque no valga la pena Ni porque se haya ganado la guerra No. Los sucesos insidiosos tristes Evanescentes importantes Siguen aquí Junto al resto de cosas Que aparto temporalmente En señal de tregua.

Caótica

Cuan difícil es a veces Tras horas y días De estómagos titilantes De hipotélamos trémulos De párpados enfebrecidos Ordenar los ciclos Agrupando como colecciones Como compendios Como enciclopedias Con sus tapas bien cosidas Y sus índices imaginarios Las cosas vividas. Cuando difícil despreciar De un trabajo racional Esquizofrénico Los detalles superfluos Los colaterales Los anexos. Dificultad mayor no hay Sino aquella que ignora De la vida entera La comprensión fugaz De los lugares entrópicos Las cajitas de recuerdos Los momentos despreciados Las hojas de un libro viejo Perdidas Perdidas Perdidas Perdidas

Despedida

De acá para allá Como una hoja ínfima Libre como un tierno papel Liviano como un poso de café No se cuando Un día cualquiera Cuando el viento sople lo bastante Y sea como dejarse llevar En el amor Volaré. Llegará ese día Como otras veces Y seducida Maravillada al mundo me arrojaré y aterida de vértigo inmenso como una piedra cualquiera al borde de un precipicio no sé cuando cuando me aburra de pastar justo al lado del abismo saltaré. Y un día de estos Me habré ido Y con suerte serás consciente De mi naturaleza finita Del confín del tiempo Y la premura del abrazo Que tal vez Hubiera logrado Retenerme. (Porque somos también todo lo que hemos perdido)

Maldito cabrón

Si fueras alma. Las almas no tienen confín Ni riendas Si fueras alma Desasido del mundo Volador Si fueras alma Que no paga impuestos Ni vota Ni grita puta Si fueras alma extensa, Dolor y ansia, Miedo de niños, Todo sería perdonable Por amor Como tú dices. Pero tu alma linda Está maltratada Por ese ser que eres Que la ahoga Por tu carne de despiece Y feos confines Donde la habitas Si fueras alma Hace tiempo Que habrías dejado El muro frío de fantasma Para ser hombre.

Valientes

Si me quito la mordaza Hoy Los zapatitos de valiente La amargura del corazón De la almendra Del que juega a hacerse el fuerte Si me quito el freno Y me deshilacho Si me suelto las venas Y vuelo como un pájaro. Si pierdo el miedo a morir De duda y de fracaso Si sigo caminando Como si cada paso Mereciera la pena No pensaría un segundo más Aplastado como un botón Neutro como un segundo Este segundo de pregunta metódica De reflexión insomne Y filosófica pausa. Pero hoy sé más cosas Hoy estoy más cerca del alma ajena y de la mía de la facilidad que es realmente quitarse la mordaza perder el miedo y reconocerse.

Amor a primera vista

De pronto me miras Me atraviesas Me das Un instante Un golpe Una confesión Me miras Te desnudas Me desarmas Con esa mirada Clara Penetrante Monosílaba. De pronto me miras Y yo Que tenía reservado El rearme La guerra fría La táctica de repliegue Me quedo Tan crucificada y dulce Como si la luz Pudiera rebanar Las capas de acero De mi alma prudente.

Happy hour

Hay que estar alegre y dicharachero, optimista y risueño porque cualquier personalidad oscura supone un incordio. Yo creía, y aún lo creo que uno nace alegre o meditabundo, es decir, uno nace con propensión a la alegría o a la timidez. Se nota perfectamente cuando un bebé, por ejemplo, llega a casa. Su forma de llorar, su intensidad, sus silencios, todo indica un carácter innato en ciernes. Es verdad que la experiencia lo moldea pero no lo crea. Es después, con posterioridad a ese reparto natural de personalidades cuando a uno le ponen en terapia para ayudarle a gestionar su turbio armazón. Pero siendo, como soy, defensora de la psicología como herramienta de ayuda, considero que los esfuerzos dialécticos que la acompañan ayudarán, a lo sumo, a "aceptar" que uno no es un optimista antropológico (no parecerme a Zapatero me parece un cumplido) sino un alegre intermitente, un alegre mestizo que, en ocasiones, deviene mohino y poeta. Los esfuerzos terapeúticos nunca podrán hacert

Mi pradera gris asfáltica

No poseo el ancestral regalo de un verde horizonte o de un horizonte azul centelleante. Mi imaginario está lleno, en cambio, de autobuses comunes plagados de mujeres lectoras con sus bolsas del almuerzo, funcionarias, jóvenes administrativas, señoras de la limpieza de mediana edad y alguna abuela que acude a su puesto de auxilio familiar. Siempre hay dos o tres hombres para testimoniar que trabajan tan insultantemente cerca del trabajo que no merece la pena sacar el coche. Hay mujercitas españolas pero también rotundas caribeñas con sombrero. Las damitas van bien coloreadas con sus bolsos y complementos, con sus ediciones de bolsillo, con sus bolsas de papel con el tupper y una rebequita por si, a causa del a/a, refresca. En mi paisaje interior no hay, por ende, henares ni eras. Están, en cambio los jardines del BBVA, de la Casa de América, de la Biblioteca Nacional y el Hotel Villamagana. A mí, más que a Tita Cervera debería doler la tala de los árboles del Paseo del Padro, pues es es

Una parte de tí

En ocasiones descubres en el rincón más inesperado una parte de ti dormida. La miras, no desde fuera como un fantasma sino escrupulosamente metida en sus zapatos viendo por sus ojos, gozando con sus saltos y sigues bailando feliz con ella feliz ante el reencuentro, sorprendida por la verborrea incesante y jovial de aquella mujer valiente y viva. Incapaz de ceder a la equidistancia la acompaño a casa casi amaneciendo -Duerme a mi lado- le digo, hay sitio de sobra.

Reflexiones en el 14

Recién inicio un periodo de crisis generacional todos (profesionales, madres y consejeros varios) insisten: hay que ser adulta y RE-LA-TI-VI-ZAR. Hay que ACEPTAR y cejar en el empeño de RE-BE-LAR-SE. Añaden "Esto es lo que tienes", "No queda otra", HAY-QUE-TIRAR-PA-LAN-TE. Cuando ya he mesurado la dimensión de mi propio drama personal y lo relativizo, comienzo a reflexionar sobre la naturaleza de la terapia propuesta. Deduzco que la batalla no tenía como premio la victoria, sino la supervivencia, que el problema lo generan las altas expectativas y no las pobres realidades. Hay, sin duda, una medida existencial en el asunto, una sentencia casi animal por permanecer sin condiciones. Como una ley natural que se impone a todo lo demás. Sobrevive el que gestiona la realidad y doblega el dolor y la frustración y con ello triunfa. El otro, el idealista, tiene un problema de falta de aceptación y acaba bien jodido o reseteado. Aceptar no es resignarse, apuntan. Menos mal, p

Bienvenidos al exilio

" Exilio": Separación de una persona de la tierra en que vive Existe el tópico comunmente aceptado sobre el dolor del exilio. No cabe duda de que puede resultar doloroso abandonar el país que uno ama. Pero no siempre. El mundo está lleno de gentes que se separan gozosamente del lugar en que viven porque se puede ser feliz en cualquier parte (o en ninguna). Pero también puede uno separarse sin irse del todo, tomando, como dice Victor Pérez Diáz ese hábito de la distancia que otorga a uno la capacidad de ver las cosas con templanza, desafección y espíritu crítico. Hace varios años que vengo sintiendo una especie de exilio interior, una suerte de extrañación ante este país nuestro, no incluyéndome en sus mayorías de uno y otro signo y anhelando paraísos pasados (tiempos de agora) o futuros, en que la ciudadanía fuera un lugar enriquecedor y apasionante y no, como percibo, un territorio sectario y manido que me aburre mortalmente. Por otra parte, las reuniones en torno al vino, l