Give me light
Rebusqué en el bolso la metáfora que supiera incendiarme, hacerme
crepitar o al menos que me devolviera a los tiempos en que hilar sílabas se
parecía a respirar.
-Inspira, respira despacio, expulsa el monóxido. Inspira,
expira. Estás hiperventilando sin tus metáforas, como una anguila en camisa de
fuerza.
(O es que me pone nerviosa esta calma acomodada como les
pasaba a los locos del patio de Yucas de Ignacio Carrión)
Pero el caso es que busco el mechero-metáfora con
desesperación.
En el proceso circular enfermizo toco las llaves,
la cartera, el bote de cacao y vuelta a las llaves. En este bolso saco inmenso
que es como un burdel, un cajón de sastre.
E incapaz escudriño allá afuera la tormenta y su tambor de
agua sobre la uralita.
Pero sólo encuentro “fast words” palabras basura, palabras
procesadas y envasadas con sus espesantes, estabilizantes y conservantes.
Palabras enlatadas para decir que me falta el aire, que me
faltan los botones que se pierden, las pequeñas cosas desparejadas desde la
infancia, que sirven para abrir los poros, las arterias y las alas. Las
pequeñas cosas importantes como los besos en el párpado móvil. Mis metáforas
mojadas que se resisten a arder.
Por eso necesito ese puto mechero que busco, una y
otra vez, en este bolso caótico, donde la mano gira y gira, tocando las llaves,
la cartera, el bote de cacao y de nuevo las llaves.
Y ese billete sencillo de autobús que me recuerda,
cuan fáciles, corrían los versos.
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