Heima

Hay lugares que invaden a las personas que viven en ellos. Y viceversa: hay tendencias humanas a vivir a través del paisaje y a evocarlo en las palabras, las danzas o las canciones. Es de lo que trata la película "Heima" de los islandeses Sigur Ros. "Heima" significa casa y es una gran y blanca metáfora de como una tierra llega a convertirse en notas como copos de nieve, gotas de agua y ráfagas de viento.
En el fondo era una nostalgia similar a los paisajes perdidos del nacionalismo, sólo que en una versión panteista con banda sonora de instrumentos primitivos y algún que otro juguete (by the way no os perdais a Enrique Amigó en Esfumato)
Pero quienes os acerqueis a Sigur Ros debereis saber que rezuman tristeza aunque a cambio nos ofrecen una experiencia vital colectiva bastante poco adulterada. El resultado es el atrevimiento de un puñado de tímidos patológicos de sentir la vida, sus vidas, y ofrecerlas públicamente en mitad de los frios páramos y los glaciares. Me cuesta imaginar algo más osado, un strip-tease más desnudo que desnudar el alma introvertida de un grupo de islandeses errantes que al fin regresan a sus casas, perdidas en mitad del frio mundo.
Me quedo con la esencia del mensaje, cuando uno encuentra una causa por la que sentir o mejor, cuando uno lograr sentir la sufientemente grande y buena causa que es la propia vida, uno debe inexorablemente bailar, escribir, conversar, aprender una nueva palabra, ruibarbo, por ejemplo, y permanecer vivo y sonoro aunque en ocasiones la canción suene melancólica porque no hay nada más triste, en verdad, que estar callado porque no tenemos ni siquiera algo hermosamente triste que contar.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Inner Fight

Nos partió un rayo

Algo bonito