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Mostrando entradas de mayo, 2010

Muñecos de cristal

Jorge me diría, pero ¿ya estás haciendo un estudio sociológico? Sí, jeje, no puedo resistirme. Todo arranca de repente, es una pulsión natural. Hoy en el autobus ha vuelto a suceder. Vaya pero ¿Cómo se puede tener esa cara de ajo todos los días y al tiempo vestir de esa forma tan cuidada y personal? ¿no es eso una incoherencia? ¿un gazapo? Todo eso pensé de la ávida lectora que yo presumo funcionaria del ministerio de cultura. Está soltera, añado, y no tiene gato porque no soporta que los animales suelten pelo (aunque está en contra de los abrigos de piel y es socia de P.E.T.A). En el bus es sencillamente una estúpida pero fuera apuesto a que atiende a clases de yoga o tai-chi, a juzgar por sus cómodos y flexibles zapatos y algunas casacas que lleva propias de personas que ya visitaban nepal en los 80 y que si pudiera te cantaría esa canción de Chenoa: “Cuando tu vas, yo vengo de allí…” Pero en verdad no puedo validar mi hipótesis. Tal vez no sea funcionaria ayurveda pero su rictus tes

Sin palabras

La vida como jugando a molinillo. Agárrate que despegamos. Aspas y empeines, flexos. La velocidad aturde los sueños. La vida en tecnicolor Coje mis manos Caleidoscopio, Girando como norias. Agárrate que nos vamos Y no te importe que el paisaje Troceado y cinematográfico Posea la discontnuidad del amor ¿O acaso aspiraste a ser feliz más que a ratos? Agárrate que esto arranca y nos deja el alma, borracha de ron con esa especie de nudo de emoción. Sin palabras.

Vino y rosas

Hoy me siento de vacaciones, tras semanas de usurpación laboral de mi tiempo. Y por eso, como estoy tan contenta, no tengo gran cosa que contar. Unicamente compartir con vosotros el Aleph de Borges como una promesa de intensidad geométrica para los días dispersos. Os deseo y pronostico a todos días de vino y rosas.

Pili, Pilili, Pilarín

Por alguna extraña razón, a las personas nos gusta tener la última palabra sobre quienes somos, como nos llamamos o que pegatina nos ponemos o nos dejamos poner en la solapa. Será que nos creemos dueños de nuestro nombre y de la camisa que nos cubre, por no decir que aspiramos a ser dueños de nuestras vidas o nuestros destinos. De forma paralela, de un tiempo a esta parte (será la edad), el personal que me rodea ha dejado de lado la etapa de los desideratum para adentrarse de lleno en la aceptación del status quo, “lo que es, es”. A veces creo, pero no he terminado de depurar la teoría, que estos conformes de hoy eran los reaccionarios de la juventud y no unos luchadores reconvertidos… Lo grave del caso, no obstante, no es que se haya perdido la rebeldía, es que se ha perdido la esperanza, esta opción tan vana que decía Benedetti. Ahora la vida c´est un cul de sac. Si tu fruestración es laboral 20 vendrán a sostener que “todas las empresas son iguales”, “todos los jefes son iguales” y