Muñecos de cristal
Jorge me diría, pero ¿ya estás haciendo un estudio sociológico? Sí, jeje, no puedo resistirme. Todo arranca de repente, es una pulsión natural. Hoy en el autobus ha vuelto a suceder. Vaya pero ¿Cómo se puede tener esa cara de ajo todos los días y al tiempo vestir de esa forma tan cuidada y personal? ¿no es eso una incoherencia? ¿un gazapo? Todo eso pensé de la ávida lectora que yo presumo funcionaria del ministerio de cultura. Está soltera, añado, y no tiene gato porque no soporta que los animales suelten pelo (aunque está en contra de los abrigos de piel y es socia de P.E.T.A). En el bus es sencillamente una estúpida pero fuera apuesto a que atiende a clases de yoga o tai-chi, a juzgar por sus cómodos y flexibles zapatos y algunas casacas que lleva propias de personas que ya visitaban nepal en los 80 y que si pudiera te cantaría esa canción de Chenoa: “Cuando tu vas, yo vengo de allí…” Pero en verdad no puedo validar mi hipótesis. Tal vez no sea funcionaria ayurveda pero su rictus tes